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Foto del escritorAreli Alvarez Arteaga

No se puede resolver un problema sin abordar la “causa de raíz”

Nunca podremos resolver un problema si no somos capaces de identificar y comprender profundamente sus causas

Hay un viejo proverbio chino que dice que “cuando las raíces son profundas, no hay razón para temer al viento”. La metáfora sugiere que unos cimientos sólidos nos permiten atravesar malos tiempos y resistir, sobrevivir y vencer. Un árbol firmemente apoyado en sus raíces difícilmente sufrirá ante el mal tiempo.

Ahora, adaptemos la metáfora: imaginemos que el árbol es un problema al que nos enfrentamos. Algo que nos molesta, una desviación de nuestro rendimiento esperado.

Cuanto más fuertes y profundas sean las raíces, más difícil será arrancar el árbol (resolver el problema).

En gestión, cuando se trata de la capacidad de las personas y los equipos para hacer frente a los problemas, a menudo utilizamos la metáfora adaptada descrita anteriormente. No se puede resolver realmente un problema si, antes de pensar algún tipo de solución, no se analiza a fondo lo que llamamos la “causa raíz”.


Ésta es una de las premisas esenciales del pensamiento lean. La idea de que todos los problemas que ocurren en el día a día de una organización, grandes o pequeños, inusuales o recurrentes, sólo ocurren porque se basan, como su origen, en causas primarias fundamentales, la mayoría de las veces “ocultas”. , como las raíces de una planta.

Por lo tanto, nunca podremos resolver un problema si no somos capaces de identificar y comprender en profundidad sus causas. Y, en consecuencia, si las soluciones no se diseñan y aplican precisamente para eliminarlas, seguiremos conviviendo con ellas. Si no se identifican y atacan las “raíces”, las “hojas” y los “troncos” indeseados seguirán ensuciando nuestro patio trasero.

Así que el primer paso en este proceso es buscar, revelar y comprender cómo se manifiestan las causas de un problema. Esto suele requerir un análisis detallado y constante, ya que las “raíces” rara vez están expuestas a la luz. Casi siempre hay que cavar. Y cavar requiere trabajo.


Tenemos que invertir tiempo y energía en profundizar nuestra comprensión de la relación entre los “síntomas”, el problema y sus orígenes. Por eso recomendamos, siempre que sea posible, estar presentes en el lugar donde surge el problema (gemba) para poder captar la realidad con nuestros propios ojos. Y potenciar al máximo nuestras propias observaciones teniendo en cuenta otros hechos y datos relevantes.

En Lean Management, es común decir que la búsqueda y el análisis de las causas raíces son los procesos que traerán una verdadera comprensión sobre la naturaleza de los problemas que estamos enfrentando. Dada la relevancia de esta premisa, a lo largo de los años se han desarrollado y perfeccionado una serie de técnicas para ayudar a los profesionales a incorporarla en sus rutinas de manejo. Un ejemplo sencillo y emblemático es el método de los “5 porqués”.


Consiste en preguntarse repetidamente “¿por qué?” cinco veces, buscando siempre profundizar en el conocimiento de las posibles causas de un problema hasta llegar a sus “raíces”. El método fue descrito por Taiichi Ohno, uno de los arquitectos del Sistema Toyota, en su libro “El Sistema de Producción Toyota”, publicado en Brasil en 1988. Ohno propone el siguiente ejemplo para ilustrar la necesidad de preguntarse “el porqué de los porqués”. Ante una máquina que ha dejado de funcionar, debemos preguntarnos:

1. ¿Por qué se ha parado la máquina? Porque hubo una sobrecarga y se fundió el fusible.

2. ¿Por qué hubo una sobrecarga? Porque el rodamiento no estaba bien lubricado.

3. ¿Por qué no estaba bien lubricado? Porque la bomba de lubricación no bombeaba lo suficiente.

4. ¿Por qué la bomba no bombea lo suficiente? Porque el eje de la bomba estaba dañado y hacía ruido.

5. ¿Por qué estaba dañado el eje? Porque no había protección y se acumulaban residuos en la bomba.


Este ejemplo pretende mostrar que sin sucesivos “¿por qué?”, el fusible o la bomba serían inevitablemente sustituidos, pero el problema continuaría. Así pues, preguntarse “¿por qué?” Una y otra vez es una forma de descubrir la causa raíz de un problema, lo que puede hacer más eficaz nuestro esfuerzo por resolverlo.

Buscar y eliminar de raíz la causa de los problemas para resolverlos puede parecer obvio, casi trivial, pero no lo es. Muchas empresas no tienen interiorizada esta habilidad de forma sistemática. Todos los días nos encontramos con organizaciones de distintos sectores, tipos y tamaños que luchan por resolver sus problemas, pero que atacan principalmente los “síntomas”. Y las raíces siguen ahí, intactas. Y, como ya sabemos, cuanto más profundas son las raíces… 


 

ACERCA DEL AUTOR. By: Lean Institute Brasil

Autor: Flávio Battaglia

TRANSCRIPCIÓN: Areli Álvarez Lean Construction México®

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