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Lean comienza con las personas

ARTÍCULO – El autor explora cómo SKC adoptó el pensamiento Lean como un cambio cultural que empodera a las personas, transforma el liderazgo y muestra cómo la verdadera sostenibilidad comienza con el crecimiento humano.

Palabras: Miguel Pastor

En SKC, no vemos Lean —o Lean Kaizen, como lo llamamos— como un conjunto de herramientas o mejoras aisladas. Para nosotros, se ha convertido en una forma de ver el mundo y, aún más importante, de ver a nuestra gente. Este cambio es el resultado de siete años de experiencia, introspección, errores y la creciente comprensión de que los resultados empresariales sostenibles solo pueden surgir cuando las personas están verdaderamente empoderadas.


Cuando las organizaciones emprenden sus procesos Lean, suelen abordarlos con premisas tradicionales: corregir el proceso, reducir el desperdicio, obtener resultados. Lo que comprendimos desde el principio fue que Lean va mucho más allá de la mejora de procesos. Es, en su sentido más profundo, una transformación cultural. Y como toda verdadera transformación, requiere más que solo sistemas y herramientas: requiere personas.


Para mí, como líder, todo empezó en el gemba, cuando decidí salir de la oficina para observar y experimentar el trabajo personalmente. Me puse el uniforme de técnico y pasé horas trabajando junto al equipo. Solo entonces empecé a comprender realmente el valor que generan, los retos a los que se enfrentan y el potencial que a menudo pasa desapercibido. Es allí, en el taller, donde el liderazgo pasa de mandar a escuchar, de controlar a entrenar. Y es en esas experiencias compartidas donde se construye el verdadero respeto por las personas.

Lean me reveló algo más: que el liderazgo mismo debe transformarse. Los modelos tradicionales de gestión vertical no crean organizaciones que aprenden. Las frenan. En cambio, el pensamiento Lean exige disciplina y humildad, las que permiten a un líder dejar de lado el ego, aceptar la vulnerabilidad y admitir que no tiene todas las respuestas. En SKC, aprendimos que los líderes deben aprender, y que el éxito no se basa en el control, sino en permitir que otros crezcan y triunfen.


Esto no es un ideal abstracto. De hecho, es profundamente práctico. Descubrimos que, a medida que desarrollamos a las personas, el negocio mejoró, a veces de maneras inesperadas. Al convertir la cultura lean en la base, sentamos las bases para un cambio sostenible. De repente, un camino que, por definición, requiere un compromiso a largo plazo (no precisamente lo que un accionista, preocupado por el resultado final, quiere oír) comenzó a generar resultados inmediatos, escalables y repetibles en todas nuestras unidades de negocio.


Nuestra transformación comenzó con acciones piloto en los talleres, que demostrarían el valor del enfoque Lean Kaizen. Lo desarrollamos desde cero, empoderando a los trabajadores de primera línea para resolver problemas reales. Los resultados fueron extraordinarios. Talleres que antes operaban con pérdidas comenzaron a generar ganancias. La empresa obtuvo varias certificaciones cruciales en cuestión de semanas. Áreas que antes estaban desconectadas comenzaron a trabajar juntas.


Curiosamente, con el tiempo, invertimos el triángulo del liderazgo: ahora, quienes están más cerca del trabajo son quienes dirigen, mientras que los líderes los apoyan desde abajo. Fuimos testigos de cómo personas que habían dedicado 15 años a la misma tarea descubrieron nuevas capacidades. Algunos pasaron del trabajo en fábricas a unidades de negocio digitales. Otros se convirtieron en mentores de sus compañeros. Pero la transformación más poderosa fue interna: el pensamiento Lean lleva a las personas a un viaje de autodescubrimiento que, en mi opinión, se desarrolla en tres etapas. Primero, viene la autoconciencia para ver tanto sus fortalezas como sus limitaciones. Luego, llega el reconocimiento por parte de sus compañeros y líderes de su trabajo, esfuerzo y contribuciones, a medida que las personas comienzan a sentirse vistas, escuchadas y valoradas. Y, finalmente, se materializa en sus mentes una visión de quiénes pueden llegar a ser.


Esto es lo que Lean logra cuando se utiliza como palanca para impulsar una revolución en la cultura organizacional. Da voz y sentido de pertenencia a las personas, algo que se evidencia especialmente, por ejemplo, cuando trabajan juntas en un A3 y aportan ideas para resolver un problema específico.


No todos estarán interesados ​​en participar en la transformación. Algunos optarán por no hacerlo, y eso también está bien. Respetar a las personas también significa respetar su libertad de elección. En SKC, aprendimos que se puede ayudar a las personas a comprender y animarlas a aceptar el cambio, pero no se les puede imponer. Con frecuencia, quienes se muestran desfavorecidos deciden irse a medida que el resto del equipo avanza y se dan cuenta de que ya no se alinean con la cultura en constante evolución de la organización.

En nuestra experiencia, la gran mayoría aceptará el cambio. ¿Por qué? Porque el pensamiento Lean, bien aplicado, ofrece algo excepcional en el mundo actual: una hoja de ruta hacia el desarrollo y la realización personal, que, por cierto, son factores clave para la excelencia operativa. No importa cuántas habilidades tengas al principio: siempre que tengas la actitud adecuada y la voluntad de cambiar, Lean Kaizen te acompañará.


Consciente de todo esto, SKC ha hecho de Lean una herramienta fundamental. Informa cada decisión, cada proceso, cada relación. Medimos su impacto no solo en KPI operativos, sino también en cómo se sienten las personas, cómo crecen y cómo contribuyen a algo más grande que ellas mismas. Incluso recibimos visitas de empresas que desean aprender de nosotros, recorrer nuestro gemba y ver cómo Lean puede ser y lograr sus objetivos. Sus comentarios y preguntas son fundamentales para SKC, ya que nos animan a desafiarnos constantemente para mejorar.  


Descubrimos que la verdadera sostenibilidad proviene del desarrollo de las personas. Rendimiento financiero, cuidado del medio ambiente, responsabilidad social: todo comienza con empoderar a las personas y alinear su trabajo con la estrategia de la empresa. A menudo se malinterpreta el pensamiento Lean como una herramienta para reducir costos, pero es algo mucho más profundo. Representa un profundo respeto por el potencial humano. Es la creencia de que las personas, dadas las condiciones adecuadas, crecerán e innovarán mucho más allá de lo que imaginamos. Sin buenas personas, no hay buen negocio. Esa es la simple y poderosa verdad del pensamiento Lean.

ACERCA DEL AUTOR.

Miguel Pastor Furelos es Gerente de Operaciones de SKC en Chile






TRANSCRIPCIÓN: Areli Álvarez Lean Construction México®

 
 
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